lunes, 7 de agosto de 2017

Desear y ser deseado: La suerte de la fea

Es domingo y afuera llueve. Entré por una puerta a retirar las entradas y después, atravesé un pasillo, de casa vieja, casa chorizo que le dicen. El pasillo despedía algunas gotas, la caminata hasta la sala de espera fue rápida. Llegué a ver algunos cuadros y postales de obras que me gusta guardar. Adentro ya había gente interpretando su papel de espectador- pienso que en el teatro  todos interpretemos un poco. Metateatro -. Entonces, un grupo sentado en semicírculo, hablando en voz baja,  miraba expectante hacia la puerta, aguardando cada nuevo ingreso. A los pocos minutos se acercó la chica de la entrada de Timbre 4  y nos pidió que apaguemos los celulares. Ingresamos a la sala del fondo.


La escenografía estaba repleta de detalles. Una cortina de pana, un tocadiscos, licores, libros apilados y un sillón. La luz era tenue. Era un espacio reducido como el del personaje. Destinado a la oscuridad, condenado a no ser visto.


La actriz de este unipersonal, Luciana Dulitzky, aparece en escena con un vestido debajo de una mameluco, y unas medias can can oscuras. Sostiene un disco con sus manos a la altura del rostro. Su cuerpo asiste cubierto al escenario.


La acompaña un intérprete musical, Fede Berthet, su cómplice. De esta manera, la obra recupera un detalle del teatro de antaño, la música en vivo. La conjunción entre escenografía y música nos permite el viaje en el tiempo, nos centra en el contexto.


“La suerte de la fea” es un obra escrita por Mauricio Kartun y dirigida por Paula Ransenberg.
Según narra el programa, la historia se sitúa en los años 20, en uno de los bares porteños con atracciones que existían por aquella época. Sobre el escenario, el público masculino solía contemplar a una orquesta de señoritas. Esta última, compuesta por las figurantas- mujeres bellas y sensuales -  provocaba un placer visual infinitamente más apreciado que aquel absurdo acto de simulación que en realidad se presenciaba. Debajo del escenario, fuera del alcance de los ojos jadeantes, se encontraban las verdaderas intérpretes y sus instrumentos, en el foso, o detrás de las cortinas. La protagonista de la obra, Viola, es una de esas damas conminadas al foso.


Un elemento trágico desata el relato que da curso a la obra, y también motiva su historia personal: las desventuras físicas y facultades musicales que la habían llevado hasta aquel bar. Sin embargo, su fortuna parece virar cuando la música que interpreta se trenza con una figuranta histriónica, Yolanda. Los ademanes inquietos de esta mujer, obligaban a la protagonista a ser ella la imitadora de movimientos. La fea, quien de pequeña imitaba las voces de las lindas, ahora volvía a repetir la conducta: debía seguir con su viola los gestos irregulares de una figuranta atractiva e extraordinariamente excitante. No obstante, esta vez había una diferencia. Sucede que Viola, nacida con la desdicha del desencanto físico, podía sentir por vez primera, el placer de ser la provocadora. Es entonces cuando se plantea una pregunta clave en la obra: ¿acaso deseamos por el hecho de ser deseados?.  


Es notorio el trabajo conjunto entre directora y actriz en la propuesta de ademanes y giros teatrales perfectamente interpretados. La tensión se convierte en gracia. La creación de figuras y de formas de decir, el sostenimiento de la dicción y claridad, mantuvieron el interés y el ritmo en todo momento.  No sólo la vemos a ella, la única actriz en escena; sino que vemos al empresario que la hostiga, a la peculiar figuranta que imita su música y a su público masculino en plena ebullición.

“La suerte de la fea”, repleta de yeites y picardías como acostumbra la dramaturgia de Kartun, nos complace en curiosidades y en un lenguaje ingenioso. Un “ lenguaje complicado, pero sustancioso” como indica la actriz Luciana Dulitzky en una entrevista para Página 12* . La obra plantea,  a través de su protagonista Viola,  la frustración y el deseo como un binomio  natural. Propone la idea de comunión a través del triángulo: intérprete, figuranta y público. En ese sentido, sugiere que la satisfacción del deseo implica el placer que experimenta quien observa, pero también, quien lo provoca: el visto. La protagonista busca transformar su frustración y acepta dichosa ser parte de un deseo ajeno: aferrada a su única pertenencia, la música.


Sin ánimo de arruinar los avatares de esta primera representación local de la obra*, vuelvo a detenerme en los detalles: la música en vivo y  la iluminación precisa y creadora de ambientes, potenciaban la ingeniosa representación. Vayan a verla, valoren su papel de espectador.


- La obra fue estrenada inicialmente durante el mes de agosto de 2016.
** Las fotografías fueron extraídas de la página de FB de la obra: https://www.facebook.com/LaSuerteDeLaFeaKartun/
A manos de Sofia Montecchiari Fotografia

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Mauricio Kartun
Actúa: Luciana Dulitzky
Intérpretes: Federico Berthet
Vestuario: Alejandro Mateo
Peinados:Granado
Diseño de escenografía: Alejandro Mateo
Diseño de luces: Fernanda Balcells
Realización de escenografia: Los Escudero
Realización de vestuario: Lucina Tropini
Música: Federico Berthet
Dirección:Paula Ransenberg




Timbre 4 - México 3554
Teléfonos: 4932-4395
http://www.timbre4.com
Entradas: $ 250,00 - Domingo - 16:00 hs y  17:00 hs - Hasta el 26/11/2017

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